Cuarta revolución industrial, tecnologías disruptivas y la necesidad de superar el momento actual

Cuarta revolución industrial, tecnologías disruptivas y la necesidad de superar el momento actual

INTRODUCCIÓN

La historia de la humanidad se puede medir por los métodos que los seres humanos fueron desarrollando en cada época histórica para transformar los recursos de la naturaleza en búsqueda, inicialmente, de asegurar la subsistencia de la especie y, en adelante, en mejorar las condiciones de vida, por tal razón se vio obligada a producir las cosas que necesitaba: comida, vestimenta, o simplemente cosas útiles y herramientas. Este desarrollo ha tenido enormes tiempos de estabilidad, siglos donde la vida casi no ha sufrido cambios, y otras épocas de enorme ebullición, donde se han revolucionado tanto la forma de producir como las formas sociales del momento, que se manifiestan, en última instancia, como la organización social necesaria para que la producción se desarrolle y progrese. La forma de producir - con sus medios de producción (herramientas/tecnología/materiales)- y las relaciones que se establecen entre los seres humanos para hacerlo (como las de propiedad, trabajo cooperativo, trabajo esclavo, trabajo asalariado, etc.) determinan una formación económico-social dada (“Sistema” o “Modo de Producción”). Claro que este sistema, como todo en la vida, tiene un momento de nacimiento, desarrollo, auge y luego perecimiento, proceso determinado por el mismo avance de la producción que busca nuevas condiciones sociales acordes al nuevo grado alcanzado. El trabajo social del ser humano siempre ha existido y, junto con el desarrollo de la sociedad, la división del trabajo social también ha ido tomando una forma específica correspondiente a cada época histórica y a cada formación económico-social dada. A grandes rasgos podemos decir que la sociedad humana ha buscado siempre liberarse de la carga del trabajo y, por tal razón, la tecnología utilizada en producir los bienes siempre ha cumplido una doble función social, por un lado, aumentar la productividad del trabajo, es decir, que se pueda producir más cantidad de cosas en el mismo tiempo por cada trabajador; y por otro, hacer más liviano el trabajo físico e intelectual de los trabajadores. Y en las formaciones económico-sociales basadas en la explotación de una clase por otra, división en sectores y estamentos de antagonismos irreconciliables, los medios de producción han de cumplir una tercer función social, son herramientas de opresión y explotación, y su propiedad (la de estos medios de producción) perpetúa dicha explotación de la clase poseedora por sobre la desposeída. Las sociedades divididas en clases no existieron siempre y son el reflejo del desarrollo de las fuerzas productivas: el aumento de la productividad del trabajo genera un excedente en la producción (mayor cantidad de productos) que en vez de ser distribuidos directamente a toda la sociedad que lo produce son apropiados por una fracción de la sociedad que se eleva por sobre la otra y lo puede hacer, principalmente, porque detenta la propiedad de los medios de producción y por lo tanto de la producción misma, como así de su distribución social.

En nuestra época, que desde Marx se denomina Sistema de Producción Capitalista, el avance de la tecnología fue a su vez creando nuevas tareas, nuevas divisiones del trabajo social, y sufrió varias “revoluciones técnicas” que transformaron con una velocidad enorme la vida de millones de seres humanos en todo el mundo, a la vez que han propiciado dos guerras mundiales con sus millones de muertes y sus ciudades destruidas, y un deterioro enorme (de no cambiar, irreversible) al planeta.

EL ASPECTO TECNOLÓGICO ACTUAL

Los avances tecnológicos y su innovación han llegado a un desarrollo que no tiene antecedentes en el sistema capitalista (y podemos decir en toda la historia de la humanidad). Muchos investigadores e intelectuales están hablando de “Cuarta Revolución Industrial”.

Pero, ¿De qué se trata todo esto? Es la incorporación a la producción de la “Inteligencia Artificial” (IA), “la robótica”, “la automatización”, el “Big Data” (almacenamiento de conocimiento), el “Cloud Computing” (la “nube”), el “Deep Learning” (aprendizaje profundo), y combinando todas estas plataformas el “Internet de las Cosas” (IOT), que no es más que la interconexión de las maquinas (robots) entre sí, tomando decisiones autónomas para resolver las acciones para las que fueron programadas, sumando la posibilidad de “aprender” sin la participación humana en la producción y en la vida cotidiana de todos los ciudadanos del mundo.

Si bien es cierto que en estas áreas de la técnica se han dado grandes avances, y ya hoy están en práctica en innumerables ejemplos, hay una cuestión disruptiva que será determinante en muy poco tiempo. La hiper-conectividad que este proceso requiere estará dada por la conexión a Internet 5G (quinta generación). Este sistema brinda 100 veces más velocidad de conexión que la actual conexión 4G.

Clarín, 13/02/2021 - “La revolución del 5G y un impacto que va más allá de los celulares” - “El objetivo ya no es conectar personas sino objetos: dispositivos, máquinas, autos, sensores y hasta procesos industriales”, explican los expertos. Esto abre un ciclo de experimentación que anticipa fuertes y múltiples cambios en el hogar, las ciudades y las fábricas, lo que se denomina “Internet de las Cosas” y la “4ª Revolución Industrial” (…) “El cerebro demora de 10 a 12 milisegundos en responder al estímulo. En el 5G es de 1 milisegundo”, ejemplifica Adamowicz. Lo mismo ocurre con la cantidad de dispositivos conectados al mismo tiempo, que salta de unos cuantos miles en el 4G al millón por kilómetro cuadrado.”

La interconexión de todas estas plataformas nos platea un nuevo mundo. La velocidad y el impacto que esto tendrá cambiará nuestra forma de producir, relacionarnos y vincularnos y, como consecuencia de esto, serán condicionantes a la hora de intentar construir sociedades igualitarias y armónicas.

Todo cambio comienza por una transformación y avance en las formas en que producimos y consumimos las mercancías, y cómo nos relacionamos para eso. Así pasó con la Revolución Agrícola, que dio la posibilidad de vivir sedentariamente, dejar la vida nómade (donde la cría de ganado era el tipo de producción más avanzada), garantizar la alimentación para una porción mayor de la sociedad, y esto sentó las bases para que cambie para siempre la estructura social, que se construyó sobre esta nueva “forma” de producir. Y más acá, con la Revolución Industrial, la incorporación del vapor posibilitó poner en movimiento enormes máquinas, pesados monstruos de acero que hasta entonces solo podían existir en las mentes, acrecentando radicalmente la cantidad de productos y corriendo el límite de lo “posible”. Como consecuencia provocó un cambio en la vida social toda, se consolidó la migración del campo a la ciudad constituyendo las grandes metrópolis y centros urbanos tal como hoy conocemos, afirmando el trabajo asalariado como la forma de trabajo social más extendida, que hasta allí existía, pero no predominaba. El ferrocarril y los grandes barcos también fueron frutos de este cambio fundamental en los medios de producción, y a su vez propiciaron cambios profundos en muchos otros aspectos de la vida social, como fue el transporte de mercaderías y de personas, conquistas, saqueos y otras maravillas que sobrevinieron en el capitalismo que se desarrollaba.

Volviendo al presente, una vez más estamos corriendo el límite de lo “posible”.

BBC, 13 de Julio de 2021 - “La inteligencia artificial supondrá un cambio "más profundo que el fuego, la electricidad o internet": Sundar Pichai, líder de Google”. (…) "durante el próximo cuarto de siglo, otros dos desarrollos revolucionarán aún más nuestro mundo: la inteligencia artificial y la computación cuántica. La inteligencia artificial es, en la base, el intento de replicar la inteligencia humana en máquinas. Varios sistemas de inteligencia artificial ya son mejores que los humanos para resolver tipos particulares de problemas.”

Estos cambios tecnológicos a los que nos referimos no son para una rama determinada de la industria o mercado, sino que son transversales y globales. Todos y cada uno de los complejos productivos están (o ya han) incorporando algunas, si no todas, de estas nuevas tecnologías. La robotización y automatización en las nuevas “fábricas inteligentes” es una realidad que llegó para quedarse, tanto allí como también en los depósitos automatizados.

La Nación, 10/07/2017 - “FCA y Renault-Nissan están reconvirtiendo sus plantas en Córdoba para producir nuevos modelos; entre las dos suman U$S 1.200 millones” (...) “las instalaciones que vienen suman robots y una creciente automatización de procesos, sumándose a la tendencia internacional” (…) “el nivel de automatización en el sector superará el 80% para asegurar la perfección en los puntos de soldadura, lo cual se traducirá en un salto de calidad importante”. Diego Casili, director del clúster tecnológico de Córdoba advirtió que: “la robotización del empleo* ya no solo avanza en procesos rutinarios, operativos y de poco valor agregado, si no en puestos donde el análisis es clave. La transformación digital afectará al mundo laboral, y de eso no hay vuelta atrás”.

* En la nota se habla de la “robotización del empleo”, pero esta manera de decirlo esconde la naturaleza del fenómeno. En verdad, lo que sucede es la robotización del proceso productivo y no del “empleo”, como lo presentan las plumas poco adeptas a la visión crítica sobre la realidad, que se explican por los intereses a los que defienden. Más adelante profundizamos este punto.

Continuemos. Sistemas de fabricación virtuales y físicos cooperan entre sí de una manera flexible en todo el planeta. Esto es posible gracias al desarrollo e incorporación de un sistema de redes de Internet mucho más rápido y eficiente: el 5G. De esta manera el 5G se convierte en el “sistema físico” (hardware) que permite la interconexión entre dispositivos, permitiendo de esta forma una respuesta instantánea. Esta velocidad de conexión entre dispositivos (robots) y “la nube” es la que permitiría la incorporación en la sociedad de los “vehículos autónomos” (que si bien ya existen aún muestran deficiencias), impresiones en 3D a demanda instantánea, comunicación entre máquinas, y aún entre fábricas distintas (Internet de las Cosas) para, por ejemplo, requerir y abastecer de materias primas o auxiliares desde un punto a otro punto, ya sea dentro de la misma de la fábrica o fuera de ella, en tiempo real y sin participación humana. Tendrá impacto en lo cotidiano y hogareño, ya que permitirá realizar operaciones a distancia en nuestras casas, como manejar desde un celular nuestro lavarropas, luces, cámaras, puertas, microondas, etc. Es decir, esta “inmediatez” en las respuestas no sólo modificará nuestra realidad cotidiana, sino que también modificará y reestructurará la producción en las fábricas y comercios, y con ello a toda la gama de trabajos que participan en la cadena productiva. Los medios de comunicación siempre fueron determinantes en el desarrollo de la producción. Así como el telégrafo, el ferrocarril y el barco  hicieron posible el “mercado mundial”, hoy Internet, de la mano de la 5ta Generación de conectividad son la base para la producción instantánea y automática.

La Nación, 7/07/2019 - “Una máquina puede no reemplazarte, pero puede ser tu jefe”. “Amazon aprovecha algorítmicos muy complejos para darle seguimiento a la productividad de los empleados en sus centros de procesamientos de pedidos y puede generar automáticamente los documentos necesarios para despedir a aquellos que no cumplen con sus metas.”

Ambito.com, 07/08/2021 - “Con big data, detectan empleados "improductivos" y los despiden”. “La empresa, que no descarta más despidos, justificó la decisión y el uso de Inteligencia Artificial para tomarla.”

La velocidad de innovación, en términos tanto de desarrollo como de su difusión, es más alta que nunca.

Clarín, 2/06/2019, por Jorge Castro - “En 2025, el 75% de la población tendrá BigData/5G”. “El mayor instrumento de conexión será la internet móvil 5G cuya intensidad de transmisión es 100 veces superior a la actual 4G” (..) “Es la informatización forzada de la manufactura y los servicios en un gigantesco ejercicio de destrucción creadora que transformará en sus raíces al capitalismo mundial” (…). “Lo único que se puede asegurar es que el cruce BigData/5G provocará una ola de innovaciones de magnitud global, que, tras cubrir a la manufactura y los servicios, se trasladará a la totalidad de la vida cotidiana, y abarcará lo real, lo virtual y lo biológico, es un fenómeno sin precedentes en la historia del capitalismo.”

Página 12, 04/10/2020 - “La pelea no es contra las máquinas.” - Estados Unidos es la primer economía mundial, con casi 22 billones de dólares y el 25 por ciento del PIB global, a la que la Covid-19 le produjo una caída de alrededor del

32,2 por ciento de su PIB anual. Como respuesta algunos sectores proyectan una fuerte inversión en capital constante para reemplazar a las fuerzas de trabajo paralizadas por la pandemia. La inversión en innovación tecnológica que la empresa frigorífica Tyson Foods está realizando en robótica espera que quintuplique ingresos y reduzca a un 10 por ciento la mano de obra asalariada. Será un gran salto de escala productiva.”

Y no solo en la industria pesada y liviana, sino también en la industria “del campo” se acelera el cambio…

Nodal WEB, 20/09/2019 - “Internet de las vacas”. “Empresas como IBM, Cisco y Huawei ofrecen paquetes tecnológicos para el Internet de las vacas. Se trata de dispositivos digitales (collares y/o chips) que se colocan en cada vaca para medir su pulso, temperatura, pico de fertilidad y otras condiciones de salud relacionadas con el sistema digestivo. Los datos se trasmiten por Internet a una nube de las propias compañías, que los almacena en sistemas de datos masivos (Big Data), los analiza con inteligencia artificial y envía los avisos que el programa estime pertinentes a un computador o teléfono de la empresa agrícola o hacienda. También hay chips interactivos que pueden dirigir al ganado para su ordeñe cuando es hora, conectado a un sistema automatizado de ordeñe instalado previamente a la medida de la vaca en cuestión. Cada dispositivo está asociado a una vaca en particular. Desde hace una década existen sistemas satelitales de monitoreo de ganado en ciertas áreas. La diferencia ahora es que la recolección de antecedentes es mucho más amplia, los datos son sobre cada animal y toda la información va a una nube de esas empresas, o según los contratos podrían ser nubes compartidas de Bayer-Monsanto o de maquinaria agrícola como John Deere. Las mayores empresas de agronegocios, como Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva (fusión de DowDuPont) y Basf, tienen divisiones digitales con proyectos de ese tipo. Desde 2012 cuentan con diversos acuerdos de colaboración o compañías conjuntas con las mayores firmas de maquinaria (John Deere, AGCO, CNH, Kubota) en sistemas de big data, nubes para almacenado y computación, y empresas de drones. Nuevamente, como con los transgénicos, las empresas alegan que esta digitalización de la agricultura y la alimentación son para proveer a una creciente población mundial y aumentar la producción. En realidad, se trata de un proyecto de agricultura sin agricultores y con alto uso de agrotóxicos y semillas patentadas, orientada a la expansión de empresas (muchas ni siquiera agrícolas).”

Otro aspecto de esta innovación se está dando en la compra y distribución de los productos, el creciente protagonismo de las plataformas de internet, conocido también como E-commerce, donde los tradicionales lugares de compra están desapareciendo, así como también cambian las formas de distribución. Las aplicaciones para dispositivos y la conexión en los hogares reemplazan al sector comercial. Una vez más, la instantaneidad se impone día a día en los hábitos de consumo.

El Cronista Web, 24/07/2017 - “Grandes cadenas minorista de los EE.UU. están en jaque”. “Los shoppings que cerraron y las tiendas que atraviesan dificultades son el ejemplo más visible de lo que los analistas han dado en llamar "el efecto Amazon", ya que el consumo migra de los locales tradicionales al reino online dominado por Amazon, el gigante de venta minorista por Internet fundado por Jeff Bezos, y similares.” (…) ” la caída de los emblemáticos shoppings de Estados Unidos es solo el aspecto más visible de una revolución más amplia que está cambiando radicalmente el mundo del comercio en su totalidad. Según Credit Suisse, las compras exclusivamente por Internet representan algo más del 10% del total de ventas minoristas de Estados Unidos, pero este porcentaje está creciendo a gran velocidad. En general, los patrones de consumo están cambiando, especialmente entre los estadounidenses más jóvenes que se sienten mucho más cómodos que sus padres con experiencias de compras exclusivamente online.”

La nueva “economía bajo demanda” (on demand) personalizada, hace posible que ambas partes (comprador y vendedor) interactúen y se retroalimenten de una manera muy sencilla para el consumidor, eliminando intermediarios, muchos intermediarios… (empresas, comercios, etc.)

Otro cambio sustancial que se presenta tiene que ver con la posibilidad que brindan estas tecnologías para las empresas más grandes (en cuanto a valor de mercado) pero que no necesitan una inversión de “capital” tan elevado en partes “físicas” como sucedía en la industria hasta no hace tanto (grandes galpones, máquinas, almacenamiento de materias primas, trabajadores), sino que centran su “inversión” de capital en desarrollo de software propios, ingenieros, en oficinas y soportes físicos de almacenamiento, es decir, el eje de la inversión es el conocimiento. Uber, la empresa de taxis más grande del mundo, no es propietaria de ningún vehículo. Facebook, dueño de la red social más popular, no crea contenidos. Ali Baba, el minorista web más valioso, no tiene ningún inventario. Y Airbnb, el proveedor de alojamiento más grande del mundo, no posee bienes raíces.

El Financiero, México, 05/09/2019 - “Microsoft, Apple y Amazon 'capturan' dos tercios del valor de compañías digitales más importantes”. Microsoft, seguida de Apple, Amazon, Google, Facebook, Tencent y Alibaba representan dos  tercios del  valor  total  de  mercado  de  las  70  compañías  digitales  más importantes del  mundo,  señaló  la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). "Algunas plataformas digitales han llegado a dominar nichos clave del mercado: Google acapara cerca del 90 por ciento del mercado de las búsquedas en Internet y Facebook representa dos tercios del mercado mundial de los medios sociales y es la principal plataforma de medios sociales en más del 90 por ciento de las economías del mundo", señaló el reporte. El crecimiento exponencial de los flujos de datos en protocolos de internet llevará a que el tráfico sea de 150.700 gigabytes por segundo en 2022, un volumen 3.3 veces mayor al reportado en 2017, apuntó el informe de la UNCTAD. En 1992, las redes de Internet transportaban tan solo 100 gigas al día, aproximadamente. En 2017, el movimiento era de más de

45 mil gigas por segundo y eso que el mundo solo se encuentra en los inicios de la economía basada en datos.”

Al utilizar este tipo de plataformas digitales el costo marginal de producir cada producto, bien o servicio adicional, tiende a cero. Aclaremos, el “costo marginal” es el costo de producir una unidad adicional con la misma estructura productiva. Para Amazon, publicar un producto más, o menos, no le genera ninguna diferencia en sus balances, porque el eje es la plataforma y la cantidad de transacciones exitosas como un todo, y no cada una en particular. Para la industria esta tendencia también se acelera, producir una zapatilla más o menos modifica en “cero” al balance de la empresa, porque la magnitud de la producción es tan grande que resulta imposible contabilizar por unidad, se puede contabilizar solo por la productividad de la planta completa, lotes de producción mensuales o inclusive anuales.

CONSECUENCIAS EN EL CORTO PLAZO

La consecuencia del “efecto plataforma” es una concentración de pocas, pero poderosas, plataformas que dominan los mercados. Es por esto que la innovación e inversión en la “nube” es clave en los negocios de hoy. La mercancía más “preciada” es el acceso a la información de qué queremos y qué necesitamos los usuarios, esto es fundamental para las empresas en este mundo hiper-conectado. Nuestros dispositivos (celulares, PC, tablets, etc.) son parte de nuestro ecosistema personal, escuchándonos, registrando nuestros hábitos de consumo, previendo nuestras búsquedas, y “ayudándonos” cuando sea necesario, aunque no se lo pidamos. Las y los trabajadores somos la mercancía que produce, pero también la mercancía que consume.

El almacenamiento de la información también ha cambiado. El cloud-computing (nube) permite disponer de una cantidad nunca antes vista de información y sin la necesidad de contar con dispositivos físicos propios, una cuestión que hasta el momento nos planteaba un límite en cuanto al almacenamiento de conocimiento. De esta enorme base de datos “universal” se alimenta la inteligencia artificial (AI): todos los ciudadanos del mundo “subimos” nuestros gustos y tendencias (culturales, sociales, de consumo) a un espacio virtual que se retroalimenta y puede “sacar” conclusiones lógicas de nuestros comportamientos y deseos.

Con estos datos, más el uso de algoritmos, las grandes empresas descifran patrones de “comportamiento” y determinan una “lógica”, un manual de acción para vendernos (también lo utilizan para influir en nuestras ideas políticas, culturales, etc.). A su vez, estos datos repercuten en la producción misma a través de softwares (programas) y robots que procesan estos datos que generan los algoritmos. Y no solo eso, el desarrollo del Deep Learning (aprendizaje profundo) permite a los softwares “aprender”, sacar conclusiones de la práctica tal como lo hacemos los humanos. A medida que progresen este tipo de tecnologías, como los sensores y la IA, las capacidades de las máquinas autónomas se incrementarán a un ritmo cada vez mayor.

Un informe del foro económico mundial en septiembre de 2015 identificó 21 puntos de inflexión que sucederán antes de 2025, momentos en que los cambios tecnológicos específicos repercuten en la sociedad en general, y que darán forma a nuestro futuro mundo digital e hiperconectado. (La cuarta Revolución Industrial, Klaus Schwab, World Economic Forum, noviembre 2016).

Como ejemplos podemos tomar: “(…) el 90% de la gente tendrá almacenamiento ilimitado y gratuito; el 80% de la gente tendrá presencia en internet; el primer automóvil impreso en 3D estará en producción; primer teléfono implantable disponible comercialmente; los automóviles sin conductor serán el 10% en EEUU; el 30% de las auditorias serán realizadas mediante la IA; primera ciudad con más de 50.000 habitantes sin semáforos; el 10% del producto global se almacenará con tecnología Blockchain (monedas virtuales); primer máquina de IA en una junta directiva. (…)”

IMPACTO EN EL EMPLEO Y LOS TRABAJADORES

Las nuevas tecnologías cambiarán profundamente la naturaleza del trabajo en nuestra sociedad, sin discriminar el trabajo físico y el intelectual, ni tampoco el grado de calificación del mismo.

Muchas categorías laborales diferentes, en particular las que involucran labores mecánicas y repetitivas, ya han sido automatizadas. Muchas otras les seguirán, el trabajo de profesionales tan diversos como abogados, analistas financieros, médicos, periodistas, contables, aseguradores o bibliotecarios podrían ser parcial o totalmente automatizados. No hay profesión u oficio que pueda escapar a esta innovación tecnológica.

La Nación, 27/03/2016 - “El país robotizable: empleos, de cara al riesgo”. "Desde un punto de vista tecnológico, las dos terceras partes de los empleos del mundo en desarrollo pueden automatizarse", sostiene un apartado del informe.

Los dividendos digitales del BM (Banco Mundial), que luego aclara que este proceso demorará más que en los países ricos, porque la base tecnológica para la adopción de avances disruptivos está más atrasada, y porque los salarios bajos producen incentivos para que muchas de las ocupaciones sigan siendo realizadas por humanos durante un tiempo. En el análisis del organismo, la Argentina supera por lejos en potencial de automatización (de más del 60% de su estructura de empleo) a otros países como la India, Sudáfrica, Uruguay, China y el promedio de todas las naciones de la OCDE”. “El ingeniero venezolano Cordeiro se reunió con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y le dijo que "el futuro del trabajo... es que no habrá trabajo"… En rigor, en dos de las cuatro categorías en las que se puede dividir el empleo ya se viene perdiendo la batalla contra la automatización desde hace más de dos décadas: las "rutinarias manuales" y las "rutinarias cognitivas". Lo que el “Deep Learning” o "aprendizaje profundo" puede afectar son los otros dos motores del empleo que hasta ahora permanecían a salvo: los trabajos "no rutinarios" (manuales y cognitivos). El poder de esta revolución reside en que alimentando a las computadoras con cantidades masivas de datos (Big Data), éstas pueden aprender sin recibir instrucciones precisas de funcionamiento.”

Página 12, 04/10/2020 – “La pelea no es contra las maquinas.” - Oxford Economic calcula que en diez años más 20 millones de trabajadoras y trabajadores del mundo dejarán sus tareas para que sean realizadas por robots. Siempre siguiendo con las mismas recetas de un sistema que está poniendo en jaque a la población mundial, a la biosfera y a su biodiversidad.”

Tenemos ante nosotros durante los próximos años un periodo de transición crítico: en un contexto de desocupación estructural como el actual, las perspectivas de empleo son cada vez menores y hay una pérdida de habilidades en la mayoría de las ocupaciones. Esto puede dar lugar a un mercado laboral cada vez más dividido entre empleos de poca calificación y bajo salario, y los de alta calificación y mayor retribución, llevando a una desigualdad económica aún más profunda de la que ya estamos viviendo, donde según FORBES el 1% más rico del mundo posee tanta riqueza como las 3.700 millones de personas más pobres del mundo...

Página 12, 04/10/2020 – “La pelea no es contra las maquinas.” - El sistema de explotación de la humanidad y la naturaleza solo para enriquecer al 1 por ciento se encuentra en una crisis estructural y profunda. Hay una sobreproducción de fuerza de trabajo producto de un salto de fase productiva en pleno proceso, en el cual la virtualización y la robotización de muchas tareas y labores requieran de la intervención de cada vez menos mujeres y hombres, pero con mayor tasa de explotación, provocando la expulsión de las y los trabajadores sobrantes, en su rol sistémico de ser mercancía fuerza de trabajo.

¿Es este el comienzo de una revolución que nos ofrece solo trabajos flexibilizados y que seamos “productores independientes de servicios”? ¿Se activará una carrera inexorable hacia un mundo de fábricas virtuales con una explotación exagerada? ¿Podría ser esto una fuente de malestar social e inestabilidad política?

La capacidad que vayan adquiriendo las sociedades en cuanto al entendimiento de la situación, la toma de conciencia, es la que determinará si avanzamos a una etapa superadora de esta sociedad o nos volcaremos cada vez más a la supervivencia. ¿Por qué decimos esto? Más arriba decíamos que en realidad lo que se “robotiza” es el proceso productivo,  y  no  el  empleo  como  pretenden  presentarlo.  Veamos  las  implicancias  de  esto.  Así como  el  avance tecnológico desplaza  mano  de obra,  también  aumenta  la  productividad,  es  decir  que se producen  muchos  más productos que antes con menos trabajo humano y en el mismo o menor tiempo. Por lo cual no es la tecnología la que genera el desempleo, sino que es esta tecnología encorsetada en un sistema basado en el trabajo asalariado con regímenes de jornadas de 8/10 hs (o más) lo que provoca una cantidad creciente de pérdida de empleos. Esto significa que la única solución racional es reducir las jornadas de trabajo para repartir el empleo entre más personas, dando así además a cada individuo la posibilidad de realizarse en otros aspectos de la vida al poseer más tiempo libre. La alta productividad de las nuevas tecnologías no solo lo permite, sino que lo hace necesario.

COMO REPERCUTE ESTE CAMBIO EN LA GEOPOLÍTICA

Como sabemos, millones de personas en el mundo han experimentado aceleradamente cambios en sus hábitos por el encierro que generaron las cuarentenas en todo el mundo por la aparición de la pandemia de Covid-19 pero que, como vimos, ya de antes se venían desarrollando, y que ya estaban dadas las condiciones para que se “globalicen” estas condiciones  de  trabajo  nuevas  como  el  teletrabajo,  clases  virtuales,  consultas  médicas  online,  un  crecimiento exponencial del comercio virtual de plataformas; y como contracara el cierre generalizado de comercios, crecimiento de la informalidad del trabajo y de la “economía popular”, desempleo, etc.

Al principio de este ensayo decíamos que quienes detentan la propiedad de los medios de producción, por consecuencia, son los dueños de la producción misma. Esto es así de manera general, pero en el momento que vivimos debemos profundizar y buscar las formas en que se expresa esta situación, es decir, cómo se presentan esas contradicciones en el escenario mundial actual. Más de un siglo de conformación de grandes monopolios globales son la base para entender muchos de los hechos políticos que sucedieron y suceden. En ese lapso de tiempo la riqueza y la producción se ha concentrado tan enormemente que ha generado cambios profundos en las disputas globales por los mercados y en las relaciones políticas entre las mayores potencias del mundo. La famosa “Guerra Comercial” entre China y EEUU -que había comenzado antes de la pandemia- se profundizó enormemente con sanciones comerciales, bloqueos y hasta amenazas de que escale a nivel bélico, es decir, con la posibilidad de que se desarrolle entre potencias una guerra, la cual, con el desarrollo nuclear actual, no dejaría casi nada con vida en todo el planeta. Vale decir que la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios.

El 5G se ha vuelto el eje central de las disputas por el dominio global:

Clarin, 07/06/2020 – “Huawei desafía a EE.UU. por el dominio del 5G en el mundo” - “EE.UU. ha sido el líder mundial en innovación y tecnología desde el siglo XIX; y esta potencia tecnológica es lo que lo ha hecho más próspero y seguro (…); y esto ha ocurrido en todos los planos, y en especial en su seguridad nacional”, sostuvo William Barr, Fiscal General norteamericano y titular del Departamento de Justicia, en el “Centro para Estudios Estratégicos Internacionales”. (…) Barr precisó luego su enfoque estratégico, y señaló que “…es la concentración de China en dominar la tecnología 5G” la que constituye el mayor desafío para la supremacía estratégica norteamericana.

La 5G es Huawei, la compañía de la República Popular que está a la cabeza de su despliegue en China y en el mundo. “La tecnología 5G – señaló Barr – se encuentra en el centro del mundo tecnológico-industrial del siglo XXI; (…) en esencia – agregó – las redes de comunicación no son solo comunicacionales. Han evolucionado, y se han convertido en el sistema nervioso central de la próxima generación de Internet industrial”. China ha logrado captar más de 40% del total de esa  infraestructura global. “Es la primera vez en la historia que EE.UU. no lidera la próxima era tecnológica”, precisó el Fiscal General estadounidense.”

El Economista, 15/05/2020 – “Estados Unidos actúa para cortar suministro global de chips a Huawei” - El gobierno de Estados Unidos se movió el viernes para bloquear los envíos de semiconductores a Huawei de fabricantes mundiales de chips, en una acción que podría elevar las tensiones con China. El Departamento de Comercio anunció el cambio de una regla de exportación para "apuntar estratégicamente a la adquisición por parte de Huawei de semiconductores que son producto directo de cierto software y tecnología estadounidense".

ElMundo.es, 4/03/2019 - Canadá aprueba la extradición a EEUU de la directora financiera de Huawei detenida” - Wanzhou, hija del fundador de Huawei, fue arrestada por las autoridades de Canadá a petición de Estados Unidos el pasado 1 de diciembre cuando hizo escala en Vancouver de camino a México (...) En enero, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Huawei, a dos compañías afiliadas y a Meng Wanzhou de trece cargos de fraude y conspiración para presuntamente saltarse las sanciones impuestas por Washington a Irán.”

Primerinforme.com, 29/11/2020 - “Más de 50 países se unen para hacer frente al 5G de China”. Los países más poderosos del mundo se unieron a una iniciativa denominada Clean Network liderada por Estados Unidos para garantizar el uso de proveedores confiables para sus redes 5G. (…) Clean Network busca sacar a los proveedores de

5G “como Huawei y ZTE, que cumplen las directivas del Partido Comunista Chino”.

Clarin, 13/02/2021 – “La tecnología 5G, el eje del conflicto entre EE.UU. y China” - Por eso Huawei se ha convertido en el eje de la disputa entre EE.UU. y China por el dominio de las tecnologías de avanzada, que es el núcleo de la competencia estratégica por el poder mundial entre las dos superpotencias. (…) Esto es lo que transforma al 5G en la infraestructura de negocios del capitalismo más avanzado; y el rasgo característico de Huawei es que lidera este proceso en el mundo, salvo en EE.UU. Estados Unidos apuesta a la inversión privada para disputar la hegemonía a Huawei. (…) La 5G, Huawei, EE.UU. y China son los términos de la ecuación tecnológica que decide el destino del mundo en el siglo XXI.”

Con la aparición de las vacunas para el Covid-19, que se han desarrollado con una velocidad nunca antes conseguida en la historia, fruto del enorme avance tecnológico -y por sobre todo, gracias a la posibilidad de registrar y analizar miles de millones de datos en tiempo real en todo el mundo al alcance de los científicos- decíamos, de la mano de las vacunas, y la tremenda competencia entre los laboratorios para “vender” y “colocar” sus producciones, se ha modificado también el posicionamiento de las potencias frente al mundo entero. No solo disminuye la influencia de EEUU sobre Europa y América del Sur, sino que crece la influencia de Rusia y China en estos países, tensionando aún más las posiciones del ajedrez global.

Página 12, 31/01/2021 - “Las tres guerras de la vacuna contra el coronavirus”. Estados Unidos, con los laboratorios Pfizer-BioNTech (BioNTech es alemán) y Moderna; Gran Bretaña y Suecia con la vacuna AstraZeneca/Oxford; China con las vacunas Sinopharm y Sinovac; y Rusia con la vacuna SputnikV fueron los actores que monopolizaron la escena. “El tema de la distribución se ha convertido en una auténtica encrucijada política”, afirma la politóloga Amandine Crespy. Esa guerra entre laboratorios y Estados por el suministro de las dosis necesarias es una disputa que ya tiene un nombre: “la diplomacia de la probeta”. Los Estados elaboraron una agenda que debía aplicarse en el terreno durante las campañas de vacunación, pero los laboratorios, principalmente PfizerBioNTech y AstraZeneca, regulan el abastecimiento según sus intereses, sin respetar sus compromisos. La vacuna rusa Sputnik V y las dos chinas no circulan en los países de la Unión Europea. Sólo un país miembro, Hungría, autorizó la vacuna rusa Sputnik V y la del laboratorio chino Sinopharm. En esta batalla por la distribución se esbozan claramente las líneas de las fracturas que dividen al mundo. Por un lado, los países de Occidente se vuelcan exclusivamente a sus vacunas y se apoderan de ellas a fuerza de millones de dólares. Por el otro, China y Rusia compiten con las potencias de Occidente. Pascal Boniface, director del Instituto francés de Relaciones Internacionales y estratégicas (IRIS) señala que “en esta rivalidad estratégica se nota muy bien que emana un perfume de Guerra fría”.

Infobae, 10/05/2020 – “Cómo es la nueva Guerra Fría de las vacunas”. El país que logre desarrollar primero la vacuna contra el coronavirus tendrá una ventaja en la carrera por quién lidere la revolución científica y tecnológica de la segunda mitad del siglo XXI. Y ante una pandemia que está diezmando economías, afectado vidas y sacudiendo la política en todo el mundo, lo más probable es que esa batalla sea más feroz que nunca. La guerra de las vacunas está desatada y amenaza con provocar una nueva Guerra Fría global. “Quienes tengan más dinero asegurarán esas vacunas y medicamentos y, básicamente, gran parte del mundo en vías de desarrollo estará completamente fuera del panorama”, le comentó al New York Times, Simon Evenett, de la Universidad de San Galo. “Habrá racionamiento por precio. Será brutal”.

Podríamos abordar cientos de casos más que evidencian la lucha tenaz y aguda que se lleva adelante entre los grandes capitales trasnacionales del mundo. Ese 1% nos arrastra al resto tras de su disputa, y esto se refleja en una vida que se vuelve cada día más difícil, con un grado de incertidumbre e inseguridad que nos impiden proyectar un horizonte. En medio de estas disputas, queda también a la vista del mundo entero que el cambio tecnológico que vivimos podría ser una herramienta enorme para mejorar la vida de todos los habitantes del planeta, pero en la realidad esta posibilidad se ve cortada porque se anteponen -y no pueden no hacerlo en este sistema- intereses económicos que frenan el desarrollo de la sociedad.

CONCLUSIONES: NOS ENFRENTAMOS A UN DOBLE DESAFÍO

En un mundo de cambios exponencialmente disruptivos, las relaciones e instituciones que fuimos creando como sociedad, si bien funcionaron en su momento, ya han quedado obsoletas a la hora de resolver la vida colectiva de los pueblos acorde al grado de desarrollo alcanzado.

Presentado así, pareciera que es la tecnología la que nos lleva al abismo, sin embargo, la raíz del problema no reside en el avance tecnológico que se desarrolla en nuestra sociedad, sino en las relaciones sociales que la rigen. Si estos avances estuvieran al servicio de la humanidad y de resolver los problemas sociales, de salud, educación, ambientales, etc., serian de gran ayuda y seguramente encontraríamos respuestas a muchos de esos problemas fácilmente, además de brindarnos un sinnúmero de mejoras en las condiciones de vida. Sin embargo, la técnica está puesta al servicio de la productividad, y esta producción, ya sea bienes o servicios, está puesta al servicio de la ganancia capitalista. Este es el real obstáculo con que nos enfrentamos.

Por lo tanto, uno de los desafíos que tenemos es poner en consonancia nuevas relaciones sociales que se correspondan con la forma en que producimos todos los bienes necesarios hoy en día, y cómo se debería distribuir la riqueza generada por la sociedad, de manera que quede garantizado el acceso para todos los seres humanos y no solo para una parte. Hay sobrados ejemplos de que hoy alcanza y sobra lo que se produce para cubrir todas las necesidades y sobrepasarlas, pero hay relaciones que traban y obstaculizan dicha distribución. Por citar solo un ejemplo:

Tiempo Argentino, 11/8/2021 - “El 40% de los alimentos producidos a nivel mundial termina en la basura: casi mil millones de toneladas más de lo que se creía”. Alrededor de 2.250 millones de toneladas de alimentos producidos se pierden anualmente, según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza. Comida que alcanzaría para alimentar más de siete veces a la población con hambre en el mundo. Esta semana, de hecho, se conoció el último y alarmante informe de los expertos de la ONU sobre clima (IPCC), que advirtió sobre la rapidez, intensidad e irreversibilidad del calentamiento global. El informe sobre desperdicio de alimentos también apunta que esa suba se traduce en más emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los alimentos que no se consumen. Las estimaciones previas indicaban que esto representaba el 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. A partir de este estudio ese cálculo se acerca al 10%.”

No solo se desperdicia enormes cantidades de alimentos, además contaminamos y aceleramos el Cambio Climático… a esto es a lo que nos referimos.

El otro desafío tiene que ver con cómo llevar adelante dicha transformación. El sociólogo Manuel Castells, profesor de la comunicación y sociedad de la escuela de Anneberg en el sur de California plantea: “en todos los momentos de grandes cambios tecnológicos, las personas, las empresas y las instituciones sienten la profundidad del cambio, pero a menudo se sienten abrumadas por tales cambios, por pura ignorancia acerca de sus efectos”.

Para poder cambiar algo, lo primero es conocerlo y entenderlo. El conocimiento es el arma fundamental para poner en marcha los cambios necesarios. Así como cuando a uno le duele una muela acude a un dentista y no a un arquitecto, así la sociedad debe ser guiada por el conocimiento de las leyes que rigen el desarrollo social y las relaciones. La “política” no es, como suelen decir muchos “políticos” el “arte de lo posible”, sino que es el arte de “hacer posible lo necesario”. Lo “posible” siempre está más a mano, accesible, pero no siempre es lo que se necesita para resolver el problema de raíz. Y como todo en la vida, si no eliminamos la raíz del problema, su causa, éste no desaparece y por el contrario, generalmente se agrava.

Hay que encontrar los caminos que lleven hacia una salida racional para la sociedad y evitar que siga en dirección al caos al que nos está llevando “el mercado”. Ya ofrecimos una propuesta para el debate (Pariendo Nº 47) que consiste en la reducción de la jornada laboral complementada con capacitación permanente a las y los trabajadores, no solo formación en las nuevas tecnologías, sino también en los aspectos socio-económicos, para gran parte de la sociedad y principalmente de nuestra clase trabajadora. Esto es absolutamente necesario para detener la degradación actual que genera la exclusión, además de que permitiría no solo repartir mejor las horas de trabajo, incorporando trabajadores desocupados (distribuir mejor el ingreso a la vez que reforzar el mercado interno), sino también elevar el nivel de conocimiento técnico, y sobre todo social, factor como dijimos, clave para realizar cambios profundos en la estructura económico-social.

Este sistema es el que nos ha traído hasta aquí, y al igual que las horas del reloj que no se pueden volver atrás, es impostergable avanzar hacia una sociedad donde la economía y los procesos sociales sean planificados por y para las mayorías.

Tenemos claro que esto no se dará sin luchas ni resistencias. Los intereses detrás del actual sistema de acumulación de riqueza (principalmente el sector financiero y empresas transnacionales) personificados en un porcentaje muy pequeño de la población del mundo, no soltarán sus privilegios sin dar pelea. Será crucial llegar a un grado de organización que esté a la altura de la disputa, como también el convencimiento de que somos las inmensas mayorías las expropiadas y empujadas a vivir indignamente, en condiciones inhumanas, y no tendremos más alternativa que tomar el problema como propio, juntarnos atrás de un proyecto superador, enfrentar a esa élite que concentra el poder, y sacarlos de la dirección de la sociedad, si es que realmente queremos poner al ser humano en el centro y frenar el deterioro del ambiente, que ya llegó al límite de irreversibilidad poniendo en peligro la propia vida humana y no humana. Organizarnos para ello requiere un esfuerzo físico e intelectual, y nos obliga a romper con la propuesta individual actual.

En el mismo proceso de organización, nuestras acciones ya forman parte de la construcción de la “nueva sociedad”

donde vamos a tener que asumir las riendas de toda una vida social nueva.

Lo que tenemos por delante no tiene un “modelo”, pero no partimos de la nada, tenemos como base aspectos importantes; uno es nuestra historia, la experiencia de nuestros pueblos para luchar y organizarse; otro es el desarrollo existente de las ideas, de la ciencia social. Adquirir las herramientas de análisis que nos permitan tener un pensamiento crítico y que sirvan a su vez como guía para la acción, elementos imprescindibles para superar este momento.

Del conocimiento y análisis de la realidad que vivimos se deriva un mapa de cambios necesarios para mejorar la vida social de nuestro pueblo. El daño ambiental, el rol de la mujer, la desigualdad económica, el problema de la salud, del hambre, de la educación, de la violencia, y una larga lista de fenómenos que necesitan ser resueltos con urgencia y que poseen un hilo común, aunque aparezcan aislados.

Una sociedad verdaderamente próspera es aquella donde los individuos se sienten capaces de vivir una vida plena y con aspiraciones. La tecnología que hemos desarrollado nos permitiría trabajar escasas horas con una productividad muy alta (y abastecer así las necesidades de todos), y destinar el resto del tiempo al crecimiento personal, familiar y comunitario, realizarse en relación a lo que nos gusta y, sobre todo, que no nos falte nada. Inclusive con la posibilidad de trabajar en lo que nos gusta, haciendo del trabajo un hobbie e incrementando así los grados de satisfacción en nuestra labor.

Para esto es necesario no quedarnos atrapados en el pensamiento lineal y tradicional. Este “sistema” no es eterno; como todo en la vida nace, se desarrolla, alcanza su plenitud, y luego comienza a envejecer, con la salvedad de que en esta última etapa va degradando enormemente las relaciones sociales y con ello la vida de las personas. Por lo tanto, no “se recicla” como comúnmente se escucha. La propia dinámica de la competencia ha generado dos sangrientas guerras mundiales, y si bien luego ha tenido varias décadas de “desarrollo pacífico”, las 100 millones de personas muertas en las guerras no se han reciclado. Lo mismo podemos decir de la enorme cantidad de muertes provocadas por otros conflictos bélicos, migraciones forzadas, enfermedades como el cáncer, el hambre, y tantos otros males que serían perfectamente evitables si no predominara el afán de lucro y la imposición de los intereses de una minoría sobre las mayorías que sufren estos males. La pandemia del COVID-19 y la forma en que estamos viviendo solo es una muestra más de que es imposible afirmar que el sistema “se recicla”. Más aun, ahora mismo, el límite ambiental hace inviable pensar que sigamos produciendo en esta forma, a la vez que se multiplican los proyectos extractivos de todo tipo, y la explotación de combustibles fósiles, que es la principal causa de la emisión de gases de efecto invernadero y, por ende, del Calentamiento Global generado por la acción del ser humano sobre el planeta.

Por todo lo visto decimos que la solución nos implica. Hoy, vivimos envueltos en resolver los problemas que tenemos en nuestras vidas, estamos absorbidos por preocupaciones inmediatas e individuales. Pero esto es parte de lo que debemos empezar a cambiar, principalmente porque es imposible resolver los problemas que enfrentamos de manera individual. Esta mirada para enfrentar los problemas solo nos provoca frustración y refuerza el sentimiento de impotencia ante la magnitud del problema, y lo que nos provoca es aislarnos cada vez más. ¡¡Somos millones que nos sentimos igual!!  Involucrarnos en este proceso de cambio es una condición sine qua non ya que, como vemos, nadie resolverá el problema por nosotros. No hay tal “Arcángel” que sea capaz de “acomodarnos” la vida. Cambiar las relaciones que establecemos entre los seres humanos, y poner a su vez nuestra acción en armonía con la naturaleza de la cual somos parte, es el camino hacia la construcción de una sociedad mucho más justa y equitativa.

¡¡Nunca como antes tenemos condiciones para lograrlo!! Los que dominan están en una guerra sin cuartel entre ellos, se ven obligados (por supervivencia) a realizar estafas y robos abiertos cada vez más difíciles de ocultar, y de tolerar. A la par que todos los pueblos del mundo sufrimos y sentimos en nuestra piel el caos al que nos atan estas relaciones y este sistema. Se van igualando cada vez más las condiciones de vida en todo el mundo, y esto inevitablemente nos llevará a luchar por resolver la situación. Por todo esto decimos que hay un futuro mejor al alcance de nuestras manos.

PUBLICADO EN EVISTA PARIENDO N° 50 - 2020

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