La guerra de la Triple Alianza

La guerra de la Triple Alianza

UNA GUERRA DEL CAPITALISMO EXTRANJERO Y SUS AGENTES CONTRA LOS PUEBLOS DE PARAGUAY Y ARGENTINA

La República del Paraguay es actualmente uno de los países más pobres y atrasados de Sudamérica. Carga con la herencia de una guerra de exterminio llevada a cabo entre los años 1865 y 1870. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza: Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio.

Inglaterra, aunque no participó directamente de la contienda, estuvo ligada al conflicto. Fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus industriales quienes resultaron beneficiados con el resultado del conflicto. La invasión al país guaraní fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la Casa Baring Brodhers y la Banca Rothschild, en empréstitos, con intereses leoninos que hipotecaron por décadas la suerte de los países vencedores.

Antes de la guerra, Paraguay era la nación más avanzada de América Latina, El gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840) había posibilitado un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado omnipotente y paternalista ocupaba el lugar de una burguesía ausente en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos.

Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López continuaron y vitalizaron el proyecto autonomista. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en 1865, la economía paraguaya estaba en pleno crecimiento. Paraguay contaba entonces con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel, tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, pagados por el Estado, prestaban una colaboración decisiva para el desarrollo tecnológico del país.

Desde 1850, la fundición de Ibicuy fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres. En el Arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. El país contaba con una flota mercante nacional y habrían sido construidos en el Astillero de Asunción varios buques. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero.

A diferencia de lo que ocurría en el resto de América Latina el excedente económico generado por la producción agrícola no se utilizaba para cubrir los gastos de la oligarquía. Allí, esta había sido derrotada hacía tiempo durante el gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia; sin socios internos, como Mitre en la Argentina, el imperialismo no podía absorber la riqueza que el país producía. Para sus vecinos, en cambio era imprescindible, a fin de consolidar el estado oligárquico terminar con aquel país que se bastaba a sí mismo y no quería arrodillarse ante el imperialismo británico.

El ministro inglés en Buenos Aires, Edward Thorton, participó directamente en los preparativos de la guerra. En vísperas del estallido tomaba parte, como asesor del gobierno, en las reuniones del gabinete argentino, sentándose al lado del presidente Bartolomé Mitre.

El 14 de diciembre de 1864, la Nación Argentina, el diario de Mitre, publicó un artículo titulado "El Atila Americano", denominación adjudicada a López, donde se propiciaba aliarse con el Brasil en la guerra que éste tenía con el Paraguay y se caracterizaba al Imperio Feudal como "Liberal, civilizador y amigo de la República Argentina" -cuando en realidad era su enemigo tradicional, como agente de Inglaterra- mientras que el Paraguay representaba el reino de la barbarie.

La guerra fue precedida por una serie de acontecimientos que preanunciaron el estallido. El general uruguayo Venancio Flores, que había colaborado con Mitre, invadió la Banda Oriental con la intención de derrocar al presidente, que pertenecía al partido Blanco (tradicionalmente ligado al federalismo). El Brasil intervino en ayuda de Flores e invadió el país. El presidente Francisco Solano López declaró la guerra al Brasil y, a solicitud del gobierno uruguayo, acudió en su ayuda. López solicitó permiso para cruzar con un ejército por territorio correntino hacia territorio brasileño. Ante la negativa de Mitre el gobierno paraguayo declaró la guerra a la Argentina (mayo de 1865).

Ante la declaración de la guerra por parte de Paraguay, la opinión argentina se conmovió. Con exceso de optimismo, Mitre declaró "dentro de 24 horas estaremos en los cuarteles, dentro de 15 días en campaña y a los 3 meses en Asunción"… la realidad demostró otra cosa.

Pese a su primera ventaja, los aliados necesitaron cinco años para derrotar a los paraguayos que combatieron con gran habilidad y valor contra los harapientos esclavos negros reclutados por el Brasil y los campesinos y gauchos llevados por la fuerza al ejército por Mitre.

Asunción resistió hasta 1869 y quince meses más tarde, López y sus últimos seguidores fueron capturados y ejecutados. La guerra tuvo un efecto devastador sobre Paraguay, cuya población descendió de unos 400.000 habitantes en 1865, a 230.000 en 1871. Los observadores calculaban que, en algunas partes del país, al final de la guerra, las mujeres superaban a los hombres en proporción de catorce a uno.

Mitre y sus clientes, los Taboada, utilizaron la guerra para descargar nuevos golpes contra el caudillismo en el interior. En la lucha que sobrevino, sofocaron la rebelión de Varela y muchos otros estallidos menores, y también un movimiento separatista en Salta.

La resistencia argentina a la guerra fue casi unánime y esta adquirió sólo un carácter porteño, revelándose con ello de donde partió.

Urquiza, que fuera designado comandante en jefe de las fuerzas correntinas y entrerrianas, en una semana reúne en el campamento de Cala 8000 hombres de caballería. A su frente se hallan prestigiosos generales como Virasoro, López Jordán y el joven coronel Victorica.

Cuando el General Urquiza les ordena organizar las fuerzas contra el Paraguay, López Jordán le escribe una carta breve y tajante: "Usted nos llama a combatir a Paraguay. Nunca General. Ese pueblo es nuestro amigo. Llámenos para pelear a porteños y brasileños. Estamos prontos. Esos son nuestros enemigos".

El 3 de julio de 1865, llega a Urquiza la noticia de haber desertado las tropas que reuniera. "El general escucha el informe de sus jefes. Han huido en las primeras horas de la noche más de 2000 soldados de caballería. No es una deserción. Ellos sienten el orgullo del combate. Es un desbande abierto y en masa. No se oculta. Se confiesa y afronta. Es un estado de las almas fieles al propio sentimiento. El General Urquiza se convence de que no puede emprender ninguna operación militar con tropas íntimamente sublevadas. La falta de sentimiento ha destruido el respeto y la disciplina. No es un acto únicamente de la tropa descontenta. Participan también, sin duda, oficiales prestigiosos. Es una sublevación colectiva hábilmente coordinada. El General, procediendo con criterio sabio, resuelve retroceder a Entre Ríos y licenciar sus batallones hasta nueva orden".

El 20 de marzo de 1867, escribía el General Mitre al ministro Gelly y Obes: "Como Ud. sabe, el Chacabuco, lleva a su bordo el contingente salteño, pero estos individuos que parecía iban a ser la excepción de los contingentes que nos han enviado de las provincias mostraron también la hilacha, amotinándose once leguas arriba de La Esquina, y obligando a oficiales y tripulación que los desembarcaran en El Chaco".

En conclusión, se trata de una guerra de la oligarquía porteña contra el pueblo argentino y el paraguayo. Los enemigos y opresores del pueblo argentino son, a la vez, los enemigos y opresores del pueblo paraguayo. En realidad, sólo hay dos bandos en la lucha: por un lado, la oligarquía porteña, la uruguaya y el imperio esclavista del Brasil, que en resumidas cuentas reflejan los intereses del capitalismo inglés, por el otro lado la gran mayoría del pueblo argentino, paraguayo y uruguayo.

Fuentes:

José Hernández y la Guerra del Paraguay, Enrique Rivera, Editorial Colihue. Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano.

Desde la colonización española hasta Raúl Alfonsín, David Rock. La guerra del Paraguay, Cárcano.

La guerra del Paraguay, J. B. Alberdi.

PUBLICADO EN REVISTA PARIENDO N° 47 – MARZO 2019

Videos

More Videos
Watch the video

Ecología

More Articles