Sobre la inflación y los aumentos de precios

Sobre la inflación y los aumentos de precios

Varias veces dimos en este proceso nuestra opinión sobre el tema, recordemos lo que dijimos y comparémoslo con lo que ocurrió después, (por razones de espacio omitimos acá el contexto internacional de esos documentos).

El 9 noviembre del 2009, ante la medida gubernamental de hacer extensivo el salario familiar  por hijo a los trabajadores desocupados y en negro, decíamos al final de ese documento: “Vimos de don- de salen los fondos (para efectivizar esta medida), veamos ahora hacia donde van. En primera instancia van a los bolsillos de millones de pobres que lo necesitan, y que tienen derecho. Por eso es una medida justa y necesaria. Pero, el ciclo de  ese dinero no culmina allí. La presidenta y varios ministros, entre ellos el de trabajo, C. Tomada, ha aclarado que los beneficiarios son personas y familias de muy bajos recursos, y por ende esa plata irá al consumo rápidamente, con lo cual estimulará el ciclo económico, cosa necesaria en tiempos de crisis. Por lo tanto, esa plata irá a sostener el funcionamiento de todo el sistema, y también, a beneficiar a los mismos que se benefician siempre.”

Meses después, el 7 de marzo del 2010: “Esto decíamos hace apenas cuatro meses. ¿Y qué ocurrió? A escasos tres meses de cobrar el salario por hijo, ni bien los trabajadores tuvieron un peso más en los bolsillos, ¡¡Oh casualidad!! Se desata una serie de aumento de precios en los alimentos.”

¿Cuál puede ser la causa de esos aumentos? Veamos que dicen los empresarios, Clarín, 12-2-10, pág.29 : “Un informe interno de la Unión Industrial Argentina (UIA) explica así la situación: muchos empresarios se  cubren  frente a la desconfianza con aumentos de precios.”

Clarín, 19-2- 10, pág. 29:  “La UIA, en privado, entregó un “paper” (papel)  no oficial en la Casa Rosada, en el cual se insiste en un plan antiinflacionario que trabaje sobre las expectativas y que evite una lacerante puja de ingresos. La UIA, en su borrador insiste en que no hay motores reales de inflación, pero las expectativas negativas promueven las remarcaciones” Ambos artículos son del “Panorama Empresarial” de Clarín, escritos por Marcelo Bonelli.

1.- La propia UIA admite  que “no hay motores reales de inflación”.  Por tanto los empresarios remarcan los precios sin tener causas reales.

2.- El problema, dice la UIA son “las expectativas”, pero, ¿qué es una expectativa?, algo que no sucedió, algo que se presume que va a suceder. ¿se justifica remarcar los precios basándose en presunciones  o expectativas? Remarcar así es ganar exageradamente cobrando lo que no vale. Hablando en criollo se está robando.                                                                                                                                                                 3.- ¿De donde salen y quien es el responsable de tales expectativas?, para responder esto basta hacerse otra pregunta: ¿Quiénes se benefician con esos aumentos basados en esas expectativas? Los empresarios y comerciantes, sobre todo las más grandes empresas y cadenas comerciales.

La UIA llama a “evitar una lacerante puja de ingresos”, ¿qué es la puja de ingresos? : la disputa entre la ganancia del empresario y el salario del trabajador. ¡¡La UIA llama a evitar esa puja mientras aumentan los precios sin causa real, agrandando su ganancia y rebanando el salario del trabajador!! E intenta presionar al gobierno para que evite los pedidos de aumento de sueldo “exagerados”. A esto se llama: no solo tirar la piedra y esconder la mano, sino, además, señalar otra mano como la que tiró la piedra.

“Por lo demás esta conducta de los empresarios, sean industriales, comerciantes o financistas,  no es nueva. Siempre han actuado así, recordemos, sin ir más lejos: cuando hace unos años  se inundó Santa Fe, y no había agua potable, aumentaron la botella del agua mineral entre 300 y 400 %;  otro tanto ocurrió con los “espirales y el repelente” contra los mosquitos ante el peligro del dengue; lo mismo pasó con “el alcohol en gel y los barbijos” ante la “gripe A”. Y ahora volvió a ocurrir con la terrible inundación en La Plata.

Así terminaban ambos documentos: “1.- los trabajadores debemos conocer y saber todo lo que pasa y todo lo que hacen los empresarios y dirigentes, para no ser víctimas de las maniobras de “arriba”; 2.-  los trabajadores debemos intervenir en todo lo que suceda para no dejarle el terreno libre a quienes nos roban”. Esto dijimos desde hace tres años.

Hoy agregaríamos: los intereses que nos perjudican conocen y saben cómo son las cosas e intervienen para beneficiarse a costa nuestro; sin acceder a ese conocimiento y sin organizarnos para intervenir en lo que sucede, los trabajadores quedamos en brutal desventaja. Esperar que nos lleguen soluciones sin nuestro esfuerzo es esperar milagros. Nadie nos regalará nada. Todo tendremos que lograrlo con nuestra lucha. Lo demás es incierto.

 Quien esto escribe escuchó hace unos días en un almacén de barrio el siguiente dialogo:

*distribuidor de la firma “La Serenísima”: “la próxima entrega casi seguro viene con aumento…

*el almacenero: ¿de cuánto el aumento?

*distribuidor: “entre un 20 y un 30 %”.

El almacenero comenta a los presentes que el de productos Paty le dijo lo mismo, un rato antes.

Como se ve las grandes empresas y cadena de comercio son las principales responsables, y su proceder arrastra a pequeños y medianos empresarios y comerciantes, les guste o no a estos.

Clarín, supl. “iEco”, 17-2-13, pág.3, editorial económico: ”Tambores de otra guerra de monedas.” Al igual que Japón en la actualidad, la política de “perjudicar al vecino” de EE.UU. hace dos años a través de una devaluación, estuvo dirigida a reactivar su economía. Japón sufre un estancamiento que ya lleva más de una década y espera que la nueva política  de un yen débil reactive sus exportaciones.”  

Ante estas políticas de las más grandes economías mundiales no queda otra que defenderse imponiendo  restricciones a las importaciones de lo contrario volveríamos a un mercado inundado de mercadería extranjera y a una gran desocupación. Así, las trabas a la importación de productos, por un lado, protege el trabajo nacional, pero, por otro lado, protege el mercado interno para los empresarios y las empresas que producen en el país. Y al no entrar mercadería del exterior muchas empresas, sobre todo las más grandes, ante un mercado interno sin competidores fuertes, no pueden resistir la tentación de agrandar sus ganancias aumentando los precios. Estos aumentos de precios empujaron a la presidenta a amenazar con abrir la importación para frenarlos. Esta es una de las contradicciones que  marca los límites de este proyecto: ya que los beneficiarios más grandes, (quienes al decir de la presidenta “la juntaron con pala” estos años), no vacilan en clavarle un puñal por la espalda, desestabilizando al plan económico que les protege el mercado interno para ellos. ¿Por qué lo hacen? para agrandar sus ganancias inmediatas.  Este proceder atenta contra las posibilidades de sostener esas restricción a las exportaciones. Si no se pueden sostener las limitaciones a las importaciones, el “vecino perjudicado” seremos nosotros, y estos empresarios se quedaran sin protección, para sus productos y para sus ventas, en el país, por un lado, al tener que competir en el propio mercado interno con los productos de las grandes economías del mundo; por otro lado, porque esos pro- ductos extranjeros atentan contra el trabajo nacional y por ende reducen la cantidad de salarios y, con ello el poder adquisitivo el mercado interno.

Por un lado, estas cosas ya las pasamos los argentino y hace muy poco tiempo, y por otro lado, hacen esto en momentos de una pavorosa crisis económica y social mundial, donde se hunden países y regiones enteras, con lo cual estos empresarios, industriales, agrarios, comerciales y financieros, que con su peso económico deciden en la economía del país demuestran su miopía e incapacidad económica y política para llevar las riendas de la economía del país.

Por otro lado, confiar en que un gobierno, este o cualquier otro, por más buena voluntad que tenga puede por sí solo resolver estos problemas, es pura fantasía. El gobierno hace esfuerzos por acordar congelamientos de precios con los empresarios y supermercados. No negamos las posibilidades y las responsabilidades de un gobierno, pero creer que ambas cosas son absolutas e ilimitadas, es simple-mente irreal. Solo si los trabajadores nos plantamos firmes y organizados, y no solo para pelear aumentos de salarios, sino, a la vez, además y sin falta, para respaldar y vigilar activamente los controles y el congelamiento de precios, exigiendo hasta que se efectivicen fuertes penalizaciones a quienes lo violen. Los trabajadores no podemos limitarnos solo a la pelea por aumentos de salarios, por- que los empresarios más grandes trasladan esos aumentos a los precios y así empujan a que se importen productos producidos en el extranjero, lo cual afectaría el empleo en lo interno. ¿Tenemos que perjudicarnos nosotros por la avidez de ganancia de quienes “la vienen juntando con la pala”? En síntesis: la miopía e incapacidad de los empresarios y los límites de la acción de los gobiernos por sí solos, ¿no pone la pelota en los píes de los trabajadores?, ¿no merece esta cuestión un  debate urgente y serio entre los trabajadores?

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