Ante el conflicto docente

Ante el conflicto docente

El conflicto salarial entre los docentes de la Provincia de Bs. As. y el gobierno provincial, (otras provincias también están en conflicto) nos interpela a los trabajadores, sobre cuál es el papel, la conducta y la política con la que debemos actuar.

El contexto mundial y nacional

Veamos qué ocurre hoy en la economía mundial: una sobreproducción creciente, y un avance incesante de la ciencia y la tecnología. El total de la producción mundial supera las necesidades globales, lo que desata una cadena de consecuencias: *por un lado, una aguda competencia comercial para lograr vender una producción creciente, que obliga a bajar precios, lo que achica la ganancia y provoca la llamada “guerra cambiaria”, (o sea, los países buscan devaluar sus monedas para hacer más competitivas sus exportaciones y así si lograr vender); los capitales, buscando escapar de la magra ganancia y de lo enconado de la competencia, se van hacia lo financiero‐especulativo, pero allí las cosas no son más fáciles: “burbujas” (tramperas) financieras, estafas con acciones, “corralitos” bancarios, créditos‐trampa, negociados y quiebra de los países, etc. *Por otro lado, el incesante avance tecnológico, elimina puestos de trabajo; aumenta la desocupación, y arrastra los salarios y condiciones de trabajo (flexibilización, trabajo en negro) y sus secuelas: descenso en la calidad de la salud, educación, seguridad, etc. La desocupación y la caída del salario achican el poder adquisitivo agravando la dificultad para vender. Esto disminuye la cantidad de lugares de inversión rentables. La competencia elimina jugadores, la concentración del capital en pocas manos es abrupta y violenta, sólo los más poderosos sobreviven, pero, a pesar de la posible pérdida a futuro, están obligados a competir entre ellos.

En nuestros países esos capitales poderosos buscan ganancias aunque hundan al país. La “globalización” abrió muchos canales por donde penetrar y saquearnos. Por ejemplo, se acusa al gobierno de que busca “hacer caja”, o por el “cepo” al dólar, o por regular las importaciones, sin embargo, son medidas que justamente buscan cerrar esos canales, ¿o acaso no se endeudó al país en los ´90 y nos inundaron de mercadería importada y después nos quebraron?, ¿Y hoy no pasa eso con Grecia, España, Portugal, etc., países cuyos gobiernos se han quedado sin “caja” y en quiebra por darle el dinero del pueblo a los bancos?

Estas condiciones mundiales achican los márgenes en que se desarrolla la disputa entre dos proyectos de país en la Argentina. Aunque no agote todo la trama de los intereses económicos en juego, lo esencial de esos proyectos es: *por un lado, el proyecto “agroexportador”: representado centralmente por el gran capital financiero‐bancario, propietario de los “pools” de siembra, y la oligarquía terrateniente; a ellos se agregan muchos propietarios de tierras medianos y pequeños, sobre todo en las zonas de tierras más ricas, (convertidos en rentistas que alquilan sus tierras a los primeros), y que “están listos” a ser expropiados por los más grandes (si todavía sobreviven es porque este proyecto no se ha impuesto definitivamente y los necesita como tropa numerosa en su pelea; recordemos qué pasaba cuando a fines de los 90 perdían sus tierras a manos de los bancos). Esta producción agraria, con la tecnología actual requiere poca y casi nada de mano de obra, y su rentabilidad es altísima por las ventajas naturales que tienen nuestras tierras. Por otro lado un proyecto “industrialista”, apoyado en propietarios industriales, y las pequeñas y medianas empresas, las cuales generan hoy gran parte de la ocupación, y que impulsa un desarrollo relativo del mercado interno y el consumo de la población.

En lo político apoyan y/o coquetean abierta o encubiertamente con el proyecto agroexportador: Daniel Scioli, el PRO, Massa, sectores de la CGT‐Moyano y CTA Micheli, Binner, Carrió, los monopolios de la información y otros. Por su parte, al proyecto “industrialista” lo encabeza el gobierno nacional, el sindicalismo “aliado”, varios movimientos sociales, y sectores del empresariado… ¿cómo llamarlo...?, digamos “nacional”. Mientras que este proyecto es claramente ventajoso respecto al que imperaba en los ´90, o al agroexportador, sobre todo en su aliento al mercado interno, y al empleo, la alianza latinoamericana, etc.; a la vez, muestra límites como el papel de este empresariado en la tragedia de Once, (al igual que la inevitable extranjerización de la economía en ambos proyectos), y que en su evolución choca con las tendencias económicas del capitalismo mundial. Ese capitalismo necesita que no haya industria en la Argentina, (por eso los EE.UU. querían el ALCA para que toda América fuera mercado para sus productos industriales). ¿Acaso podemos confiar en que estos empresarios, que impulsan la inflación y miles de pequeñas trampas económicas cotidianas, se jugaran cuando llegado esos límites haya que oponerse frontalmente al avance del capital internacional sobre nuestro país?, esto implica otra pregunta para los trabajadores: cuando sea el momento del avance del capital internacional y de la defección de los empresarios “nacionales” ¿estaremos preparados los trabajadores para ponernos al frente y defender nuestros intereses o nos resignaremos a que nos manden nuevamente al 2001 - 2002?

Marco del conflicto y sus objetivos

En relación al conflicto docente en la provincia de Bs. As. las diferencias se ven en cuanto a la posición ante el revalúo impositivo de las propiedades rurales; el gobernador Scioli se opuso a subir los impuestos a los sectores de mayor rentabilidad del país, y no le queda otra que ajustar a los trabajadores.

Al margen de la posición de la Presidenta y del Gobernador, la cuestión es a quién hay que tocarle los intereses para resolver los problemas no sólo del salario docente, y no sólo del salario, porque hay solamente dos alternativas reales:

1.- De perdurar y seguir avanzando esta situación en la economía mundial, antes o después va a impactar con fuerza en la educación; en realidad hace tiempo viene impactando.

2.- ¿Podría existir un desarrollo distinto de las cosas?, ¿cual sería? Si, podría. El avance tecnológico al eliminar puestos de trabajo podría traducirse no en un aumento del desempleo, sino en una reducción de las horas de la jornada de trabajo sin reducción del salario.

Es posible que esta segunda alternativa no se vea factible, o se vea muy alejada de la realidad, pero en la medida en que el estado de cosas actual perdure, este problema se agravará hasta el punto en que será insostenible, y esto acercará la visión de otras alternativas. Este curso de las cosas es lo que viene lentamente sucediendo hasta ahora. Por eso se trata de algo mucho mas profundo que una disputa salarial o una lucha sindical. La disputa exclusivamente salarial implica buscar una solución sectorial que nos aísla del resto de la sociedad y crea en gran medida una opinión publica adversa, lo cual nos debilita en la relación de fuerzas. Con el agregado de que no sólo luchamos por los intereses docentes, sino que es solo por el interés económico de los docentes. Para el gran publico, e incluso para una gran parte de los docentes, queda fuera de su alcance: cómo llegan los chicos a la escuela, el estrés laboral, la situación social, y ni hablar de problemas como el ecológico, la droga, etc., etc.

Proponer una lucha mas abarcativa ¿no nos permitiría integrarnos con las familias de los alumnos y con la sociedad en su conjunto? Porque, de tal manera, aunque parezca una posición alejada de la realidad, ¿el planteamiento de este tipo de solución no crearía una opinión pública que simpatice con nuestra lucha, una sintonía común con los padres de los alumnos, de manera de crear una relación de fuerzas más favorable incluso para la lucha salarial?

Nuestra conducta para llevar a cabo esto

Por todo ello es necesario superar la acción meramente sindical y reivindicativa porque no nos permite incidir en las condiciones básicas que son la base sobre las que se discute el salario y lo reivindicativo. No negamos la necesidad de luchar por el salario, lo que sostenemos es que no puede ser lo principal ni mucho menos lo único. La tendencia de la economía mundial determina condiciones desfavorables para negociar el salario, al eliminar puestos de trabajo y expulsar trabajadores. Como dijimos esta tendencia no brota del avance tecnológico, sino de las relaciones que los capitalistas imponen en la producción social; otra sería la tendencia si la clase trabajadora levantase e impusiese sus propuestas de soluciones a esta situación. Es cierto que no son solo los docentes quienes se enfrascan en una lucha exclusivamente sindical, ni tampoco es sólo de los docentes la responsabilidad de superar esa línea de acción. Pero no es menos cierto que todos tenemos que intentar hacerlo y que los primeros que lo logren aportarán a la superación del conjunto.

Por eso nos preguntamos: ¿es una conducta apropiada la adoptada en casos como los siguientes? *adherir pasivamente, a los paros de cualquier sindicato, y aún más, no explicitar si adherimos o no al paro, con la intención luego de concurrir a la escuela y no tener alumnos a cargo, o *no adherir sólo para que no te descuenten el día o actitudes similares?, ¿o *dejarnos llevar por un proceder rutinario y apático?, ¿Cuánto vale para nosotros nuestra propia conducta si actuamos sin plantearnos un debate que aporte a la situación y a nosotros mismos?, ¿no parece a veces que para nosotros valen más las cosas que nosotros mismos?

Hay compañeros que se esmeran en esfuerzos individuales, loables, pero que no alcanzan a generar una conducta colectiva que sea un ejemplo para transformar las cosas.

Esperar que nos lleguen soluciones sin nuestro esfuerzo y nuestro aporte es esperar milagros. Nadie nos regalara nada. Todo tendremos que lograrlo con nuestro esfuerzo. Lo demás es incierto.

 

Docentes en PARIENDO una nueva sociedad

Marzo 2013

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