De superficies y profundidades

De superficies y profundidades

Compartimos unos fragmentos de notas sobre el “conflicto” de la policía Bonaerense con el gobierno. Si bien se presentó como un reclamo salarial, y de hecho se aplacó con beneficios para las fuerzas, debemos remontarnos años atrás para aventurar algunas conclusiones… Más concretamente a 2013, último episodio de similares características. Siempre se hace necesario preguntarnos los móviles de las situaciones y el conjunto de condiciones en que suceden para lograr ver con más profundidad. Nos declaramos en contra de esta acción intimidatoria de las fuerzas policiales frente al gobierno. Es por eso que nos queda también el interrogante ¿la salida planteada resuelve en profundidad el problema o solo ataca lo superficial?

Conurbanos

PAGINA 12 - 8 de Diciembre de 2013 Por Horacio Verbitsky

Los conflictos policiales y los saqueos pusieron a la vista una crisis de fondo, motivada por un modelo productivo que sólo fue atenuado en estos años. La brecha producida por el boom sojero en los conurbanos de Córdoba, Rosario y Buenos Aires, y el bang del delito regulado por una policía brava que sabe cómo negociar con los respectivos gobernadores, cualquiera sea su signo político. Sin reforma policial y acceso al suelo urbano no hay remedio contra el narcotráfico y la inseguridad.

Las policías de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires son parte activa de redes de ilegalidad y mantienen una relación de equilibrio inestable con la conducción política. Pero mientras los gobernadores de Córdoba y Santa Fe debieron dejar caer a sus cúpulas policiales, cuyos jefes están detenidos por complicidad con el narcotráfico, el de Buenos Aires prefirió retener a la suya, pese al lapidario informe de la comisión senatorial investigadora que pidió la destitución de medio centenar de oficiales, incluidos el jefe de entonces y el actual. Cuando la negociación con el poder político no les resulta favorable, las policías pueden acudir a un relajamiento del control social, con las consecuencias que están a la vista. Estos estremecimientos se originan en los conurbanos de las provincias fundamentales del modelo productivo implantado desde mediados de la década de 1990, con la tremenda polarización clasista y el desplazamiento de poblaciones, cuyos efectos sólo fueron atenuados por los avances reparadores de la última década. Esto mide la fragilidad del terreno sobre el que está asentada la democracia que esta semana cumple 30 años; también la magnitud y la diversidad de conflictos siempre prestos a manifestarse en cuanto una merma en el crecimiento macroeconómico y la generación de empleo exacerba ánimos y requerimientos. Más aún si se acercan el verano y las fiestas de fin de año, y se repiten las inundaciones y los cortes de luz y de agua, consecuencia de los temporales con los que cada vez más habrá que convivir debido al cambio climático y la imprevisión urbana de sus consecuencias.

Es fácil perderse en las diferencias, pero más importantes son las similitudes de fondo, entre tres provincias de un mismo país, con un único esquema productivo.

(…) los cultivos transgénicos resistentes a su correspondiente herbicida se extendieron hasta la puerta de las ciudades, desplazando población y otras producciones de la agricultura de subsistencia y provisión para el consumo y encareciendo el valor de la tierra urbana. La concentración y los altos precios internacionales produjeron un enorme excedente que se volcó a la inversión inmobiliaria. Pero a falta de regulación estatal, una parte de las unidades construidas en torres o barrios cerrados permanecen desocupadas, como reserva de valor, mientras una cantidad equivalente o mayor de familias carece de recursos para acceder a la vivienda y se asientan de modo precario en terrenos de baja calidad, anegables y/o con acceso deficiente a los servicios esenciales. La explosión del consumo de un sector y la imposibilidad de equiparación para el resto constituye el caldo de cultivo para el surgimiento de una economía ilegal como forma de acceso a un universo tan dorado como prohibido. La regulación de ese mercado es una de las tareas principales de las policías, que reclutan varones jóvenes de esos sectores para delinquir.

Lo fundamental no es el signo político del gobernador, porque el problema subyacente es estructural. (…) Las dificultades son enormes y se manifiestan de muy distintas formas. La resistencia a las retenciones casi acaba con el gobierno de CFK en 2008 y los intentos de reducir la gravitación del comercio exterior de soja están limitados por la importancia de los ingresos que permiten sostener los programas sociales, exhibiendo el peligro de impulsar una política de reparación con el mismo motor que dio fuerza al daño. Mientras otros países de la región han reprimarizado sus economías, en la Argentina creció la significación de las Manufacturas de Origen Industrial, pero el déficit de la balanza comercial de esas MOI consume la mayor parte del superávit total.

(…) Desde la crisis de 2001 y los presuntos asados de gato, hasta 2007, la extraordinaria renta sojera pobló la costa de edificios de lujo. Los permisos para construir esos edificios denominados multivivienda, con y sin locales, se multiplicaron por 7,6 comparando 2001 con 2007 y por cinco con 2012. Entre 2005 y 2013 la Municipalidad de Rosario autorizó la construcción de 3,6 millones de metros cuadrados, de los cuales el 79 por ciento en la zona céntrica. Esto representa el 14 por ciento de la superficie total del distrito. Esa es la ciudad abarcelonada que se muestra a los turistas, cuyo aflujo se duplicó. Pero según el censo nacional de 2010, casi el 20 por ciento de las viviendas particulares están vacías. Si allí se ve el boom, el bang se escucha al norte y al sur de la ciudad, donde se amontonan como pueden los desalojados por el movimiento de pinzas entre el avance de las tierras rurales y el de los barrios privados. Villa Moreno, en la periferia sur, desemboca “en un casino cinco estrellas con palmeras imitación Miami”, sostiene el documental, que la califica como zona liberada por los transas. “La vida narco proyecta imágenes de felicidad fulgurante para los miles de pibes de esta sociedad inflamada de consumo. También reparte plomo”, afirma otra placa. El dato no es secreto: con 183 homicidios, Rosario es la ciudad record del país. El film concluye con el inquietante vaticinio de un militante social del Bodegón Cultural casa de Pocho Lepratti: “El grado de violencia que crece en los barrios, en algún momento va a volver, lamentablemente de la peor manera”.

(…) la policía respondió a un esquema clásico que un funcionario judicial describe como “marcada de territorio o cancha, espacios y materias donde se podía delinquir y donde no, recaudación centralizada, distribución equitativa de lo producido por las economías delictuales y garantía de impunidad vía poder judicial controlado”.

Más de la mitad de los efectivos de las fuerzas federales está endeudado con entidades no bancarias

Ámbito – 10 de Octubre 2019

Lo reveló un informe del ministerio de seguridad. El 53% posee alguna deuda con entidades no bancarias. El 79% tiene descuentos por deudas en sus haberes. El Ministerio de Seguridad reveló datos sobre la situación financiera de los agentes que integran las fuerzas federales, de los cuales se desprende que el 53% de los trabajadores y trabajadoras que la integran poseen algún tipo de deuda con entidades no bancarias, ya sea asociaciones mutuales, o de crédito, o prestamistas individuales. Pero los datos no terminan ahí. Entre los principales hallazgos del relevamiento sobre la situación de morosidad y endeudamiento de los agentes, se registró un promedio de dos deudas por agente.

Asimismo, según la información provista por el Ministerio de Seguridad se desprende que el 79% de los efectivos tiene descuentos por deudas en sus haberes. En tanto, el 20% de los agentes tienen más del 20% de deducción por deudas y obligaciones sobre el salario. “La probabilidad de sobre endeudarse y estar en mora se incrementa fuertemente cuando la deuda es con entidades no bancarias, se tienen más de tres deudas, hay embargos y existe un porcentaje alto de descuento de haberes”, reza el informe.

* Si bien esta nota se refiere a las fuerzas Federales entendemos que es una problemática que abarca a todas.

El motín de los "pitufos"

LA NACION 10 de Septiembre de 2020 Por Carlos Pagni

Una de las características habituales de la vida colectiva en el país es que las dificultades estructurales recién son percibidas cuando producen un colapso. La grave situación de la policía bonaerense es un ejemplo de esa imprevisión. La tormenta que la sacude en estos días es el resultado de factores coyunturales, muchos de ellos relacionados con la pandemia. Pero para una comprensión correcta de la crisis hay que remontarse a decisiones muy desacertadas que se tomaron hace más de un lustro. Una clase política muchas veces incapaz para anticiparse a lo que está por estallar padece también una ceguera peligrosa para calcular las consecuencias mediatas de su acción. La historia se transforma en un presente eterno y doloroso. Eso es el subdesarrollo.

No se necesita ser clarividente para imaginar que las pésimas condiciones materiales en las que se desenvuelven los policías de la provincia estaban destinadas a generar tensiones. Sin embargo, la modalidad del reclamo esta vez se ha vuelto novedosa. La raíz del problema está en que esta bonaerense es otra bonaerense. En algún momento de 2013 se produjo una mutación. Obsesionado por convertirse en presidente, Daniel Scioli decidió responder a la demanda de seguridad que leía en las encuestas incorporando 50.000 nuevos policías.

Aquel ingreso masivo modela las protestas de estos días. No solo porque pasar de una planta de 40.000 efectivos a otra de 90.000 instalaría una exigencia presupuestaria de imposible solución.

(…) No fue la única derivación de esa expansión irresponsable. Desde entonces, la cultura corporativa de la policía bonaerense, que arrastraba miserias legendarias, aceleró su deterioro. Los directores de la escuela Vucetich fueron obligados a producir dos egresos por año. Es decir, a largar a la calle vigilantes con la mitad de la formación tradicional. El clima interno de los institutos de formación registró cambios inesperados. Los exámenes médicos para entrar a la carrera se reblandecieron. Sobre todo, los toxicológicos. En 2018 hubo que disimular que en la Vucetich había estallado un caso de tráfico de drogas. A esos jóvenes preparados a los apurones se les suministró un arma y se los mandó a integrar las policías municipales. Uniformados de azul Francia, no tardaron en recibir el apodo de "pitufos". María Eugenia Vidal los reabsorbió en la bonaerense.

Para muchos chicos del atormentado conurbano, convertirse en "pitufo" sería zafar de una vida miserable. La policía comenzó a nutrirse de la franja social más sumergida. No debería llamar la atención, por lo tanto, que el reclamo de estos días reproduzca los patrones de protesta de ese medio. La fuerza de seguridad adoptó una estrategia piquetera. Se notó cuando el jefe Daniel García se enfrentó a una especie de asamblea para dar explicaciones. Los mayores de 40 años lo escuchaban con circunspección. Los más jóvenes le faltaron el respeto. Uno de ellos le gritó: "¡Ey, gato, rescatate, ponete nuestra camiseta, defendenos!".

Ese déficit de sofisticación institucional se advierte en un detalle: la bonaerense se levantó contra Sergio Berni en el momento en que el ministro de Seguridad la estaba defendiendo de las turbias sospechas por el asesinato de Facundo Astudillo. Es como si la Gendarmería le hubiera hecho un paro a Patricia Bullrich en pleno caso Maldonado.

No es la primera vez que las autoridades reciben una demanda salarial de la policía. Pero hay un notable cambio de método. Lo habitual era que los reclamos se canalizaran a través de los jefes. (…) Con superiores desbordados por "las bases", organizadas en grupos de WhatsApp. Sobran señales de este descontrol. El motín de los "pitufos" se alimenta de innumerables razones objetivas. La escala salarial de la bonaerense es 35% inferior a la de la Policía de la Ciudad. Los porteños cubren su salud con OSDE. Los de la provincia, con IOMA. La pandemia deterioró los ingresos. Muchos contratos en la vigilancia privada quedaron suspendidos. Son actividades con las que los agentes compensan los sueldos oficiales. Las horas extras, paupérrimas, también se redujeron. Y se multiplicaron los casos de Covid. Hoy están afectados 7000 agentes. En las comisarías sobran presos y escasean los barbijos y el alcohol.

Protesta policial: ¿Por qué la explosión ahora?

PAGINA 12 – 13 de Septiembre de 2020 Por Rauk Kollman

Los policías bonaerenses perdieron el 40 por ciento de su salario durante el gobierno de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. Con el argumento del ajuste, de reducir el Estado, perdieron 16 puntos en 2018 y 25 puntos en 2019. Sin embargo, no hubo reacción alguna. Están los que sostienen que no se produjo ninguna explosión porque entonces no tenían respaldo político-mediático para eso, mientras que otros analistas piensan que el estallido fue ahora porque -debido a la pandemia- se cortaron los "negocios" paralelos en los que la Bonaerense saca tajada: partidos de fútbol, arreglos con barras bravas, estacionamientos, puestos de comida, ferias, recitales, juego clandestino, desarmaderos, prostitución, cuevas cambiarias y tantas otras actividades reducidas por el coronavirus. En lo que sí hay unanimidad en el análisis es que esta vez contaron con el respaldo de Cambiemos y los grandes medios, algunos de forma un poco más solapada y otros de manera más explícita. Mauricio Macri ni siquiera deploró el hecho de que los policías hubieran rodeado a la Quinta de Olivos con personal armado y patrulleros sustraídos del servicio. Es cierto que una enorme cantidad de efectivos hicieron circular audios señalando que esos voceros no los representaban, que efectivamente reclamaban una actualización del sueldo, las horas extras y las condiciones de trabajo. Pero el hecho objetivo es que se rompió la disciplina, se quebró la fuerza.

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Como vemos existe una multiplicidad de factores para el análisis. Están los coyunturales, detonantes; los políticos, que han quedado expuestos; pero también los factores estructurales, que moldean una sociedad cada vez más desigual, con bolsones de pobreza donde los negocios ilegales se territorializan, “toman” el espacio y, en connivencia con las fuerzas de seguridad, se desarrollan y expanden. No hay dudas que los trabajadores necesitamos condiciones dignas, esto es algo que la pandemia ha puesto en evidencia en todas las sociedades del mundo… y aquí es donde se cuela una “falsa empatía” por el reclamo de la policía; por un lado se acepta la “justeza” del reclamo, pero también se hace la “vista gorda” frente a los conocidos “kioscos”, la caja chica y no tan chica que se manejan en los comandos y en las cúpulas. Una cosa es clara, si no discutimos en profundidad la problemática, se oculta el rol de las fuerzas como garante de un orden de cosas completamente desigual, excluyente y corrupto -orden de cosas que son propias del sistema capitalista-, y peor aún, se ocultan los hechos por los cuales se hace “necesaria” una fuerza estatal como la policía. Sin resolver de cuajo las causas de la exclusión, el hambre, la falta de trabajo, las condiciones de vida inhumanas a las que se ve sometida una gran parte de la sociedad, cada vez mayor, no podemos pensar en una solución al tema de la seguridad, el narcotráfico, la trata, y los nichos de corrupción. Al igual que muchas otras instituciones vigentes, percibimos cómo se han corroído y degradado al interior del su funcionamiento, mostrando enormes contradicciones; lo que se expresa en la enorme desconfianza de la población hacia ellas. No se trata de aumentar el presupuesto, poner más cámaras en los andenes de tren, o tener más patrulleros; sino que se trata de resolver las necesidades para la totalidad de la población, de manera tal que los negocios ilegales tengan menos tierra fértil para desarrollarse, así como las fuerzas de seguridad sean cada vez menos necesarias. En este momento solo el control de la sociedad civil sobre las fuerzas represivas podría garantizar que éstas no sean parte de los negocios ilícitos ni realicen abusos, pero no es suficiente. Podemos vivir mejor, para eso es necesario construir esas fuerzas en el pueblo que logren resolver colectivamente todos los problemas que nos atañen. No hay individuo aislado, por eso decimos que la única salida es la colectiva.

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