¿Qué antecedentes tenemos para entender las implicancias de la guerra? ¿Por qué se llegó a esta situación? ¿Qué consecuencias puede tener para nuestra Patria Grande?
En estos días el mundo está conmovido por la guerra en Ucrania que, dicho sea de paso, no es la única en curso en el globo, aunque sí la más mediatizada.
Las guerras siempre son una tragedia deplorable. Pero, aun así, debe reconocerse el hecho objetivo de que a lo largo de toda la vida de la humanidad hubo guerras. Lo que nos indica entonces la necesidad de analizar, comprender y prever esos procesos.
Decía José Martí en el nacimiento del periódico “Nuestras Ideas”: “Es criminal quien promueve en un país la guerra que se le puede evitar, y quien deja de promover la guerra inevitable.”
Veamos un poco el contexto anterior: del libro “El futuro del capitalismo”, 1996, pág. 19, de Lester C. Thurow (ex Decano de la Sloan Business School del Massachusetts Institute of Technology, ‘MIT’; fue una importante voz en la creación de plataformas políticas y de económica nacional en los EE.UU.): “La crisis financiera de los años veinte y la Gran Depresión de los treinta habían llevado al capitalismo al borde de la extinción. El capitalismo que ahora parece irresistible, con solo unos pocos deslices, podría haber desparecido.”
O sea, las grandes crisis ponen en peligro la existencia del sistema capitalista porque dichas crisis siempre expresan el conflicto, el choque de intereses entre las clases económicamente más poderosas, y ese choque altera, rompe, desequilibra y viola el ordenamiento, las normativas institucionales. Crisis que generan y derraman dramas y penurias por largo tiempo a las grandes mayorías de la sociedad. Tengamos en cuenta que la crisis actual es la más grande de toda la historia del capitalismo. En el 2008 estalla en el corazón mismo del llamado “Primer Mundo” y se propaga al planeta entero conmoviendo los cimientos de la economía y del sistema capitalista global.
Veamos cómo se superó esa crisis de los años veinte: Clarín, 16-11-08, por Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008: “El New Deal trajo auténtico alivio a la mayoría de los estadounidenses. En la crisis del 1930 lo que salvó al New Deal fue el enorme proyecto de obras públicas conocido como Segunda Guerra Mundial.”
BBC News, 26-11-09: “El antecedente histórico más obvio, el Crack de 1929, es un buen ejemplo de los peligros enceguecedores del optimismo. Un año después de la brutal caída de las acciones en octubre de 1929, la euforia volvió a los mercados que recuperaron el 80 % de los valores bursátiles. Poco después el valor de las acciones volvió a caer y en 1932 sobrevino el derrumbe. Los inversores perdieron hasta la ropa y la economía se hundió en un pantano. Los historiadores recuerdan un hecho más ominoso aún: de este segundo capítulo de la crisis solo se salió con la Segunda Guerra Mundial.”
Como vemos la Segunda Guerra Mundial fue el resultado de esa crisis. ¿Qué hizo Estados Unidos ante la crisis del 2008? (crisis que los más encumbrados sociólogos, economistas, políticos, etc. y los datos de la realidad, aseguran que aún no terminó):
Clarín, 20-12-09: “El Congreso aprobó el gigantesco presupuesto de defensa de EE.UU. El Senado de EE.UU. superó ayer diferencias de último momento y aprobó en particular la ley que provee 680.000 millones de dólares para gastos de defensa. El tamaño de la cifra lo indica el hecho de que el país con el siguiente mayor presupuesto militar es China con poco más de 50.000 millones de dólares. La suma no incluye los alrededor de 30/40 mil millones de dólares que pagaron el envío de 30 mil soldados adicionales a Afganistán, anunciados por el presidente Barak Obama.”
¿Cómo?, ¿por qué en medio de una crisis económica brutal EE.UU. en vez de destinar semejante cantidad de dólares a la economía, los destina al presupuesto militar? ¿No será que EE.UU. aprendió la lección de que el desenlace de las grandes crisis se decide por la fuerza militar? (Las pequeñas crisis también se deciden por la fuerza, pero por la fuerza económica).
Ya hace 14 años del estallido de esa crisis del 2008 y desde entonces no para de agudizarse. Como consecuencia las rebeliones populares están presentes en gran cantidad de países de todos los continentes y se hicieron cotidianas aún en el llamado Primer Mundo. Clarín, 2-2-14, supl. iEco, pág. 5, por Paul Krugman: “¿Una nueva crisis en puerta? Se oye la tan temida palabra “contagio”, se trata de una historia conocida. Pero eso es lo que la hace tan inquietante: ¿por qué siguen habiendo esas crisis? Y lo peor: los intervalos entre crisis parecen estar acortándose, y las consecuencias de cada crisis parecen peores que las de la anterior. Pero Turquía no es realmente el problema, ni lo son Sudáfrica, Brasil, India o quien sea que este siendo golpeado ahora mismo. El real problema es que las economías más ricas del mundo —EE.UU., la Eurozona, y también actores más pequeños— no han logrado resolver sus debilidades subyacentes.”
Ya a mediados, y más aun a fines del 2019, era evidente que la crisis económica y social era mundial, que las movilizaciones populares eran incontenibles y que las instituciones políticas, parlamentos, etc., eran impotentes, y estaban muy desacreditadas, como para contener el descontento creciente. Las movilizaciones llevaban al banquillo de los acusados al mismo sistema capitalista y su institucionalidad poniendo en peligro su existencia, y solo la pandemia mitigó las masivas protestas populares (pandemia de la que aún no se conoce su verdadero origen). Vale aclarar que, aun con las restricciones y cuarentenas, hubo puebladas en diversos países en 2020 y 2021 como por ejemplo la que tuvo lugar en EE.UU. cuando asesinaron a G. Floyd y miles salieron a las calles; y no solo en dicho país, sino que se contagió a varios países europeos. Y esto es porque los problemas que daban lugar a esas puebladas y levantamientos populares no solo siguen presentes, sino que se siguieron agravando.
Digamos de paso que todos los males que nos están pasando: desocupación, pobreza, droga, inseguridad, femicidios, caída del nivel de vida, inflación desbocada, desastres ecológicos y amenazas a la naturaleza y al ambiente, ríos y mares contaminados, enfermedades y pandemias, etc., etc., todo esto es producto y manifestación de esta crisis, y la misma no es fruto de vaya uno a saber qué cosa, o de una calamidad ajena a lo que se hace en la sociedad humana.
¿Por qué hay tanta pobreza y no hay plata para salud, educación, etc.? Porque la plata que producimos las y los trabajadores y los pobres se la llevan los magnates (quienes no producen nada) a los “paraísos fiscales”; la plata para vivir dignamente, para salud, educación, vivienda, alimentación, nos la roban y la fugan (se la llevan a otro país, donde no paga impuestos ni averiguan su origen).

Entonces ¿de qué depende el desenlace de estas crisis? Centralmente de:
1.- La agudización y estallido de la crisis económica y social del sistema: ahora la competencia provoca choques entre gigantes económicos; países capitalistas y grupos económicos. Eso no solo amenaza y desplaza a los competidores menores, sino que, además, provoca conmociones económicas, sociales y militares por ese mismo choque competitivo; ya el mundo les queda chico. Todo esto, a su vez, agudiza al rojo vivo las crisis y provoca estallidos, y estos choques son imposibles de evitar: no hay ganancia para todos y solo la fuerza puede definir quién queda en carrera y quién cae. Ninguna crisis económica y social del sistema capitalista pudo, ni puede, superarse sin ganadores y perdedores; y en cada crisis fueron y son menos los ganadores y muchísimos más los perdedores. Siendo así… ¿hay forma de que el sistema continúe? Sí la hay, si otras condiciones no están presentes:
2.- Las consecuencias son la rebelión de los pueblos como derivación de esa situación insostenible. Esas rebeliones existen y van en crecimiento en muchísimos pueblos. La otra condición es que exista una alternativa que no permita que Estados Unidos e Inglaterra (ejes del sistema capitalista global) se impongan por la fuerza. Y esa alternativa existe: es la presencia y el peso de Rusia y China, y otros importantes países aliados. Desde lo económico es China, aunque Rusia en la energía, petróleo y gas es decisiva. Y desde lo militar es Rusia. Y esto lo conocen bien los más grandes grupos económicos mundiales, sobre todo de EE.UU. e Inglaterra y sus satélites.
Por eso, desde hace más de 20 años hasta hoy vienen rodeando a Rusia de bases militares de la OTAN (en el caso de Ucrania, los misiles instalados allí llegarían en 5 minutos a Moscú dada su cercanía con Rusia) violando los tratados firmados luego de la caída de la URSS, provocando a Rusia, y también a China en la zona de Taiwán. Es necesario aclarar un hecho que no es menor. Para llevar a cabo estos planes desde Ucrania, en 2014 voltearon al gobierno constitucional por medio de un golpe de Estado, instalando al actual gobierno obediente a los EE.UU., procedimiento que las y los argentinos y latinoamericanos conocemos muy bien por haberlos sufrido en carne propia muchas veces. Por todo eso Rusia y China no pueden estar solas, ya que de ese resultado depende en gran parte el futuro de todos los pueblos.

Por otro lado, nadie en condiciones de defenderse iba a permitir, ni permitiría esto. No lo permitió Estados Unidos cuando Rusia proveyó de misiles a Cuba a comienzos de la década de los 60 (Crisis de los misiles) para que tenga con qué defender su soberanía e independencia frente a las amenazas y provocaciones de Estados Unidos. A eso hay que sumar que el pueblo ruso sufrió decenas de invasiones con muchas decenas de millones de muertos y enormes destrucciones.
Sigue José Martí: “Es criminal quien ve ir al país a un conflicto que la provocación fomenta y la desesperación favorece, y no prepara, o ayuda a preparar, el país para el conflicto. Y el crimen es mayor cuando se conoce por la experiencia previa, que el desorden por la preparación puede acarrear la derrota del patriotismo más glorioso, o poner en la patria triunfante los gérmenes de su disolución definitiva. El que no ayuda hoy a preparar la guerra, ayuda a disolver el país. La simple creencia en la probabilidad de la guerra es ya una obligación, en quien se tenga por honrado y juicioso, de coadyuvar a que se purifique, o impedir que se malee, la guerra probable. Los fuertes, prevén; los hombres de segunda mano esperan la tormenta con los brazos en cruz.”
Aquí, el padre de la Patria, José de San Martín, estuvo años en Mendoza preparando las fuerzas del Ejército de los Andes para librar exitosamente la guerra por la Independencia de la Patria. ¿Acaso eran evitables esas luchas?, ¿o es que el momento y contexto las exigían?

Si los yanquis pueden llevar la guerra lejos de su territorio y debilitar a Rusia y China, la crisis no va a encontrar salida ni solución, el sistema capitalista puede seguir agonizando y degradándose, y va a ser muy difícil impedir que nos roben, chantajeen y extorsionen. A eso apuestan los Estados Unidos y la OTAN.
Y tanto el pueblo ruso como el chino saben lo que es una sociedad nueva y, con enormes dificultades y problemas (que presuponen también errores y necesidad de rectificaciones), mantienen latente su lucha (más allá de aciertos o errores de sus dirigentes) y aspiración de concretarla y consolidarla.
No se nos escapa que aún falta una explicación de las causas que provocaron, NO el fracaso, pero sí la derrota parcial, pero derrota al fin, del socialismo. (Esperamos poder cubrir esa deuda próximamente).
Tampoco decimos que los rusos o los chinos nos van a resolver nuestros problemas. NO, lo que estamos diciendo es que va a haber otras relaciones mundiales que van a impedir que los intereses de las grandes potencias capitalistas y sus grupos económicos nos impongan sus planes por la fuerza y la extorsión; sin eso no hubiera caído Perón en el 55, ni tampoco Salvador Allende en Chile en el 73 (y tantos otros). Por supuesto, los problemas de nuestro país los tendrá que arreglar este pueblo.
Y hay que tener en cuenta que del otro lado están los EE.UU. e Inglaterra, nada menos que quienes nos robaron las Islas Malvinas, y agredieron, invadieron y esquilmaron a decenas y centenares de países, sobre todo en América Latina, nuestra Patria Grande. ¿Acaso no es un derecho asumir una actitud firme, aun militar si las circunstancias lo requieren, para evitar que sigan ocurriendo estos saqueos?
PARIENDO UNA NUEVA SOCIEDAD - JULIO 2022
