Jóvenes que no son peligrosos, sino que viven en peligro

Jóvenes que no son peligrosos, sino que viven en peligro
POR ARTURO FLIER SOCIOLOGO Y PSICOLOGO SOCIAL - Clarín - 09/10/2013

Según encuestas privadas y datos propios del INDEC hay alrededor de 850 mil jóvenes entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan. Esta realidad da cuenta de un fenómeno de exclusión social que se ha vuelto sostenido en el tiempo ya que entre 2003 y 2013 los mal llamados “ni- ni” han pasado del 8 al 10 % de la población. Estos chicos no son peligrosos, están en peligro. La ausencia del Estado los conduce a la marginación social, condenándolos tal vez para siempre. El desamparo los convierte en blanco fácil de las mafias y del narcotráfico el cual crece en nuestro país sin suficientes voces de alerta. Estas organizaciones ocupan los espacios que el Estado va abandonando; les ofrecen contención, seguridad, un grupo de pertenencia y empleo lo que se traduce ante la falta de opciones en un propósito de vida a los jóvenes aunque se trate de un camino de muerte. El Estado debe utilizar sus 2 manos. La primera, la que contiene, poniendo límites, debe atender de forma inmediata las elocuentes señales que llegan garantizando derechos humanos básicos como es cuidar y curar destinando efectivos policiales suficientes y desarrollando un régimen penal juvenil que efectivamente cure y reeduque, antes que un mero encierro tóxico. La otra mano, la que se tiende para ayudar, debe implementar planes que le devuelvan a toda una generación de jóvenes que hoy se siente sin futuro caminos concretos de vida, que no se ven a través de una educación pública enciclopedista y de baja calidad. La delincuencia juvenil es multicausal. La falta de acceso a una educación que prepare para la vida laboral y active un pensamiento crítico resulta causa del elevado desempleo y marginalidad juvenil. Hay datos que son elocuentes: la población carcelaria del país tiene un promedio de 23 años, el 7% nunca asistió a una institución educativa, el 23% no terminó la primaria, el 53% terminó sólo la primaria y apenas el 5% tiene el secundario completo. Todo ello, sumado a la desarticulación familiar, lleva a la pérdida de los dispositivos básicos de prevención del delito.

Otro de los temas que nos tocan de cerca son los jóvenes, y si bien hoy nos encontramos reunidos por diferentes circunstancias, está es una de las más importantes que tenemos por delante. La idea es empezar a discutir, charlar y debatir. Entre nosotros, los jóvenes, las familias, las instituciones que se quieran sumar, etc., una serie de preguntas que surgen alrededor del tema. ¿Cuando hablamos de delincuencia u opinamos sobre ella, cuántos son los datos que tenemos sobre está?, ¿Es común que se hable del tema, o es más común que se haga la vista gorda?, ¿No estamos pidiendo constantemente que otro nos resuelva el problema, que tenemos que resolver nosotros? Estos y seguro otros interrogantes tenemos que discutir, tomar medidas y llevarlas adelante. Sí nos organizamos seguro que estas y otras cosas más van a poder ser llevadas adelante con éxito. La práctica nos ha demostrado que mientras estemos unidos se puede. TU OPINIÓN NOS INTERESA.